Cuba es un país de Reyes del Tambor, uno de esos reyes fue Chano Pozo, paradigma de los percusionistas, conguero mayor que abrió el camino de muchos músicos cubanos en New York. Heredero de ese gran maestro sagrado y mítico, es Joaquín Pozo Calderón.
Joaquín es nieto de Domingo, primo hermano de Chano Pozo, Domingo era un habanero gozador de la rumba, aunque la matriz de la obra musical de Joaquín viene de su padre, un compositor guantanamero, de nombre Perico Jorge Pozo Sayú, compositor de los hits de Pello El Afrokan, “Ajá, Que Risa Me Da”, “La Negra Quiere Chocolate” o “Perico Esta Llorando”, entre otras muchas.
“Mi padre (cuenta Joaquín) vivía en el solar de La California, famoso por las rumbas que organizaba Chano Pozo en la década de 1940. Yo fui respirando ese ambiente, donde había que tocar, y tocar bien, en este mundo de conocedores exigentes, no se aceptan lo malos tocadores”.
La frase de un rumbero lo dice “Si no sabes…no te metas”. Eso es lo que se llama escuela de la percusión tradicional oral. Yo fui aprendiendo, tocando el quinto, junto a mi papá en las rumbas y congas carnavalescas. En las congas de la comparsa “La Boyera”, una de las más famosas en La Habana.
Joaquín nace en el famoso barrio de la Victoria, en la época que antecede a la revolución, donde vivieron Benny Moré y Abelardo Barroso. Joaquín empieza a tocar profesionalmente en 1985 en el grupo Orú, del guitarrista Sergio Vitier, Conel que viaja por primera vez al exterior, Posteriormente se integra en la Jazz Band “La Grande de Benny Moré” para viajar a México.
En los inicios del boom de la salsa cubana sobre 1991, se integra en el grupo Layé donde coincide con Fidelito Morales, Pepe Maza y Armando Gola. Está dos años con ellos haciendo múltiples giras por todo el mundo. Posteriormente pasa una etapa en la que llega a entrar en el profesorado del Centro Nacional de Superación artística y Escuela Nacional de Arte, también empieza a dar clases a multitud de percusionistas de todas las nacionalidades que se interesan por su trabajo y aprender de él . Fruto de este período nace su proyecto Latín Millenium, en esta experiencia Joaquín monta un set de seis tumbadoras, que es algo asombroso, con este proyecto creará un concepto rítmico con la base de la conga y del timbal.
Joaquín es nieto de Domingo, primo hermano de Chano Pozo, Domingo era un habanero gozador de la rumba, aunque la matriz de la obra musical de Joaquín viene de su padre, un compositor guantanamero, de nombre Perico Jorge Pozo Sayú, compositor de los hits de Pello El Afrokan, “Ajá, Que Risa Me Da”, “La Negra Quiere Chocolate” o “Perico Esta Llorando”, entre otras muchas.
“Mi padre (cuenta Joaquín) vivía en el solar de La California, famoso por las rumbas que organizaba Chano Pozo en la década de 1940. Yo fui respirando ese ambiente, donde había que tocar, y tocar bien, en este mundo de conocedores exigentes, no se aceptan lo malos tocadores”.
La frase de un rumbero lo dice “Si no sabes…no te metas”. Eso es lo que se llama escuela de la percusión tradicional oral. Yo fui aprendiendo, tocando el quinto, junto a mi papá en las rumbas y congas carnavalescas. En las congas de la comparsa “La Boyera”, una de las más famosas en La Habana.
Joaquín nace en el famoso barrio de la Victoria, en la época que antecede a la revolución, donde vivieron Benny Moré y Abelardo Barroso. Joaquín empieza a tocar profesionalmente en 1985 en el grupo Orú, del guitarrista Sergio Vitier, Conel que viaja por primera vez al exterior, Posteriormente se integra en la Jazz Band “La Grande de Benny Moré” para viajar a México.
En los inicios del boom de la salsa cubana sobre 1991, se integra en el grupo Layé donde coincide con Fidelito Morales, Pepe Maza y Armando Gola. Está dos años con ellos haciendo múltiples giras por todo el mundo. Posteriormente pasa una etapa en la que llega a entrar en el profesorado del Centro Nacional de Superación artística y Escuela Nacional de Arte, también empieza a dar clases a multitud de percusionistas de todas las nacionalidades que se interesan por su trabajo y aprender de él . Fruto de este período nace su proyecto Latín Millenium, en esta experiencia Joaquín monta un set de seis tumbadoras, que es algo asombroso, con este proyecto creará un concepto rítmico con la base de la conga y del timbal.
La configuración actual de su banda incluye bajo, piano, timbales y trompetas, un apretado grupo de músicos dedicados a impulsar el sonido único de Joaquín Pozo.
Fuente: Latin Pulse Music
http://www.latinpulsemusic.com/artists/show/88
Fuente: Latin Pulse Music
http://www.latinpulsemusic.com/artists/show/88