Sabemos que el tiempo en el flamenco (y en el vino) juega a favor del arte, pero han cambiado los tiempos y ahora resulta esencial un impacto inmediato y global. Eso ha generado una dinámica en la que el flamenco se presenta como un estilo musical variado y cambiante. El baile fue el primero en romper las barreras internacionales, la guitarra llegó después y ahora le toca el turno al cante y a la diversidad de propuestas.
El pasado mes de diciembre se celebró en el Teatro Circo de Murcia la VI edición de Flamenco Eñe. En esta edición han participado Andrés Barrios, Carmen Doorá, Rubem Dantas Flamenco Trío, Antonio Gómez Muñoz El Turry, Antonio Lizana, Mercedes Luján, Álvaro Martinete Trío, Pedro María Peña y Ángeles Toledano.
El Saxo que canta
Vi por primera vez a Lizana en 2013 en el Sherry Jazz Festival que montó el amigo Jesús Gonzalo en Jerez antes de irse al otro barrio. Antonio Lizana ya era un destacado intérprete de jazz y estaba al frente de un septeto en el que había de todo, especialmente jazz y flamenco. Desde entonces Antonio no ha dejado de evolucionar, ha multiplicado sus experiencias en todo tipo de músicas y se ha convertido en uno de esos músicos a los que no conviene perder de vista. Nacido en San Fernando, Lizana se formó como músico en el País Vasco; esa aparente contradicción geográfica le ha llevado a lucirse como paisano de Camarón y también como ciudadano del jazz y del mundo. Eso explica en parte que sea a la vez saxofonista y cantaor. Un caso único.
Fuente: Gladys Palmera
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